*.- El director del “Carlos Torre”, físico Alejandro Preve Castro, reveló que dos veces ha pagado la afiliación de la FENAMAC ante la FIDE. No dijo la cifra.
A la noticia que dio Megamedia de que por falta de pagos México está excluido de las listas de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) ha seguido en las últimas 48 horas una ola de críticas a la directiva nacional. Los ajedrecistas mexicanos exigen una auditoría a la FENAMAC.
Emplazan a las autoridades de la SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, DE LA COMISIÓN NACIONAL DEL DEPORTE, DE LA FUNCIÓN PÚBLICA, DE LA SECRETARÍA DE HACIENDA Y DE LA CONFEDERACIÓN DEPORTIVA MEXICANA, a que inicien la revisión FINANCIERA A FONDO, de LOS INGRESOS Y EGRESOS DE LA TESORERÍA DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE AJEDREZ DE MÉXICO.
Jugadores con rango internacional, entrenadores, dirigentes y analistas del mundo de las 64 casillas subrayan que es algo censurable que los ajedrecistas salgan perjudicados por la falta de previsión de quienes están para velar por los intereses de sus afiliados.
“NO ES POSIBLE”
No es posible, afirman, que se les diga eso a quienes año con año pagan una cuota a la Federación Nacional de Ajedrez de México (FENAMAC) precisamente para que cubra su afiliación ante el máximo organismo mundial.
La indignación que provocó el hecho de que la Fenamac no pagara a la FIDE fue más allá e incluso llevó al maestro nacional David Rangel Tapia a exigirle cuentas claras a la directiva.
Entre enérgicos reproches en varios blogs, uno de ellos (ajedrezsocialenmexico.com), después de considerar el hecho como escándalo nacional, comenzó una encuesta sobre la actuación de los mandamases de la Fenamac en los últimos años.
Más mesurado, el maestro internacional Ramón Huerta Sorís, después de señalar que la actual situación es “momentánea regresión a épocas anteriores”, expresó su confianza en la capacidad organizativa demostrada para recuperar su condición de normalidad en la FIDE.
El mencionado Rangel Tapia pide transparencia, pues “la opacidad de la actual mesa directiva no permite conocer sus ingresos y egresos, y sus conceptos de gastos. Tampoco hay balances finales, cuando menos no a los ojos de los ajedrecistas”.
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